Esto es lo que la mayoría pasa por alto sobre toda la saga de los semiconductores: la brecha se está cerrando más rápido de lo que nadie esperaba. Mientras todos están ocupados discutiendo sobre los controles de exportación, la realidad sobre el terreno cuenta una historia diferente. La producción nacional de chips se ha incrementado, se están formando cadenas de suministro alternativas y el impulso por la independencia tecnológica está dando sus frutos. ¿La ironía? Las restricciones podrían haber acelerado justo aquello que intentaban evitar. A veces, el mercado se adapta de formas que los responsables políticos no anticipan.