La seguridad de los contratos inteligentes ha avanzado mucho. Los mecanismos de defensa del ecosistema son mucho más fuertes ahora en comparación con los primeros días.

Los desarrolladores están siendo más inteligentes: los programas educativos y las prácticas probadas en batalla se han convertido en la norma. Los lenguajes de programación evolucionaron con funciones de seguridad incorporadas, mientras que las bibliotecas robustas manejan los aspectos más complejos. Las herramientas modernas detectan vulnerabilidades antes del despliegue.

La protección en múltiples capas es real: auditorías profesionales profundizan en el código, los programas de recompensas por errores incentivan a los whitehats a buscar debilidades, y los sistemas de monitoreo en tiempo real vigilan actividades sospechosas. Cuando ocurren incidentes, los equipos de respuesta coordinados pueden actuar rápidamente.

Esta maduración no sucedió de la noche a la mañana. Es el resultado de lecciones costosas aprendidas y un compromiso colectivo para construir una infraestructura más resistente para las finanzas descentralizadas.