Los robots humanoides Optimus podrían transformar las fuerzas del orden antes de lo previsto. ¿La propuesta? Contención del crimen mediante intervención calculada—sin armas de fuego, cero agresividad.

Supuestamente, estas máquinas aportan precisión algorítmica a situaciones caóticas, diseñadas para desescalar conflictos que los humanos podrían manejar mal. El objetivo final no es sustituir por completo a los agentes, sino minimizar el peligro cuando la tensión alcanza su punto máximo.

Si los reflejos de silicio realmente superan al juicio humano en escenarios de fracciones de segundo sigue siendo la pregunta del millón. Aun así, es una apuesta audaz por la automatización para resolver problemas que las armas no pudieron.