Moneda, experiencia y un poco de fe en la suerte. (Continuación de una historia real sobre la venta del token $NUMI). Día 2.
Hay cosas que solo puedes entender cuando pulsas por primera vez el botón de "Vender" y te quedas paralizada por un segundo, como en una película justo antes del fotograma final. No tengo muchos de esos momentos a mis espaldas, solo unas pocas operaciones, pero cada una aporta su pequeño descubrimiento. Y esta vez vuelvo a aprender en la práctica, porque los libros y los consejos están bien, pero hay que atreverse a pulsar el botón y cerrar esa operación. Y vivirlo todo con el corazón...
Cuando pones una moneda a la venta, aparece una extraña sensación de calma. Es como si todo ya estuviera hecho: pusiste el precio, ahora el mercado decidirá si quiere tu activo. Si aciertas, estupendo. Si no, el mundo no se acabará. Especialmente cuando la cantidad es pequeña y desde el principio lo ves todo como un experimento de aprendizaje, no como una carrera por millones.
Esta vez el "objeto de estudio" fue $NUMI. Ayer su precio rondaba los 0,06955, hoy ha bajado a 0,06552, y mientras tanto yo he puesto mi precio en 0,075. ¿Ambicioso? Tal vez. ¿Irrealista? Quién sabe. En el criptomercado hay saltos tan bruscos que hasta las previsiones se avergüenzan.
Sé que $NUMI no es un gigante de la industria. Es un token utilitario que funciona en el ecosistema de servicios Web3: productos de gaming, plataformas de contenido, funciones NFT y otros elementos digitales que reúne el cripto mundo moderno. Según datos oficiales, la oferta total del token es de 1.000 millones de $NUMI, y en circulación hay aproximadamente 160–165 millones. Así que la moneda aún es joven, dinámica, sensible al mercado, como un “hermano pequeño” que observa a los mayores.
Y el mayor en cripto es, evidentemente, Bitcoin. Si $BTC cae, las pequeñas altcoins acompañan y tiñen el gráfico de rojo. Si de repente sube, la mayoría de las altcoins también despiertan. $NUMI no es una excepción: si $BTC sube bruscamente, existe la posibilidad de que esta moneda también se recupere. Por eso puse un precio un poco más alto: quién sabe, quizá el mercado decida darme una alegría.
Todo esto lo hago en la plataforma en la que practico ahora. Nada complicado: cantidades mínimas, condiciones reales de mercado, intentos de comprender la lógica de los gráficos y de mis propias emociones. Porque, como he descubierto, lo más difícil en cripto no es analizar las monedas, sino analizarse a uno mismo.
Incluso si $NUMI no alcanza mi objetivo, no perderé nada crítico. Porque esto no es un juego de ricos, es mi aprendizaje. Un paso adelante, experiencia, comprensión del mercado, una pequeña prueba de paciencia y una gran oportunidad para no disgustarme por tonterías.
Este texto no es un consejo de inversión. Es solo mi camino en el mundo cripto: honesto, a veces divertido, algo incierto, pero sin duda interesante. Y lo principal: cada monedita en la cuenta se convierte en un pequeño maestro, si le permites serlo. Adelante, Ana, sigue aprendiendo. ¡Te mereces lo mejor!
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Moneda, experiencia y un poco de fe en la suerte. (Continuación de una historia real sobre la venta del token $NUMI). Día 2.
Hay cosas que solo puedes entender cuando pulsas por primera vez el botón de "Vender" y te quedas paralizada por un segundo, como en una película justo antes del fotograma final. No tengo muchos de esos momentos a mis espaldas, solo unas pocas operaciones, pero cada una aporta su pequeño descubrimiento. Y esta vez vuelvo a aprender en la práctica, porque los libros y los consejos están bien, pero hay que atreverse a pulsar el botón y cerrar esa operación. Y vivirlo todo con el corazón...
Cuando pones una moneda a la venta, aparece una extraña sensación de calma. Es como si todo ya estuviera hecho: pusiste el precio, ahora el mercado decidirá si quiere tu activo. Si aciertas, estupendo. Si no, el mundo no se acabará. Especialmente cuando la cantidad es pequeña y desde el principio lo ves todo como un experimento de aprendizaje, no como una carrera por millones.
Esta vez el "objeto de estudio" fue $NUMI. Ayer su precio rondaba los 0,06955, hoy ha bajado a 0,06552, y mientras tanto yo he puesto mi precio en 0,075. ¿Ambicioso? Tal vez. ¿Irrealista? Quién sabe. En el criptomercado hay saltos tan bruscos que hasta las previsiones se avergüenzan.
Sé que $NUMI no es un gigante de la industria. Es un token utilitario que funciona en el ecosistema de servicios Web3: productos de gaming, plataformas de contenido, funciones NFT y otros elementos digitales que reúne el cripto mundo moderno. Según datos oficiales, la oferta total del token es de 1.000 millones de $NUMI, y en circulación hay aproximadamente 160–165 millones. Así que la moneda aún es joven, dinámica, sensible al mercado, como un “hermano pequeño” que observa a los mayores.
Y el mayor en cripto es, evidentemente, Bitcoin. Si $BTC cae, las pequeñas altcoins acompañan y tiñen el gráfico de rojo. Si de repente sube, la mayoría de las altcoins también despiertan. $NUMI no es una excepción: si $BTC sube bruscamente, existe la posibilidad de que esta moneda también se recupere. Por eso puse un precio un poco más alto: quién sabe, quizá el mercado decida darme una alegría.
Todo esto lo hago en la plataforma en la que practico ahora. Nada complicado: cantidades mínimas, condiciones reales de mercado, intentos de comprender la lógica de los gráficos y de mis propias emociones. Porque, como he descubierto, lo más difícil en cripto no es analizar las monedas, sino analizarse a uno mismo.
Incluso si $NUMI no alcanza mi objetivo, no perderé nada crítico. Porque esto no es un juego de ricos, es mi aprendizaje. Un paso adelante, experiencia, comprensión del mercado, una pequeña prueba de paciencia y una gran oportunidad para no disgustarme por tonterías.
Este texto no es un consejo de inversión. Es solo mi camino en el mundo cripto: honesto, a veces divertido, algo incierto, pero sin duda interesante. Y lo principal: cada monedita en la cuenta se convierte en un pequeño maestro, si le permites serlo. Adelante, Ana, sigue aprendiendo. ¡Te mereces lo mejor!
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