Los matrimonios millennial están atravesando una mala racha, y las criptomonedas están haciendo que las separaciones sean más complicadas que nunca.

Piénsalo: parejas que surcaron juntas el bull run de 2017 ahora se enfrentan a los tribunales de divorcio con carteras llenas de Bitcoin, Ethereum y una docena de altcoins que nadie puede valorar correctamente. Algunos compraron cuando BTC estaba a 3.000 dólares. Otros se lanzaron a los NFT en pleno apogeo. Ahora los abogados se rascan la cabeza intentando repartir unos activos que no existían en la legislación tradicional de divorcio.

El momento no podría ser peor. Muchos matrimonios millennial de mediados de la década de 2010 están llegando al punto de los 7-10 años, justo cuando las carteras de criptomonedas o bien se han disparado o se han desplomado. Uno de los cónyuges puede haber holdeado durante el mercado bajista mientras el otro vendía en pánico. ¿De quién es la pérdida? ¿De quién la ganancia? Los tribunales aún están tratando de resolverlo.

Carteras hardware escondidas en armarios. Frases semilla que solo conoce una persona. Rendimientos DeFi que fluctúan cada hora. Esto no es el divorcio de tus padres, donde simplemente se dividía la casa y el plan de pensiones. Estamos entrando en territorio desconocido donde "he olvidado mi contraseña" podría convertirse en una verdadera estrategia de defensa legal.

¿Lo más irónico? Algunos de estos matrimonios empezaron precisamente gracias a la riqueza generada por las criptomonedas. Ahora esa misma volatilidad los está separando.