$ASTER Voy a ser sincero: cada vez que veo a este “jefe” salir en cámara, siempre me asalta una duda.

No es que cuestione su capacidad, es más bien una sensación—ya sabes, como si hubieran contratado a un actor profesional para hacer de CEO. Se sabe el guion de memoria, sonríe cuando toca, pone cara seria cuando es necesario, pero siempre parece que le falta algo.

¿Y qué es ese “algo”?
Es esa mirada de quien realmente tiene el poder de decidirlo todo, lo que se ve en los ojos de quien manda de verdad.

Llevo tantos años en el mundo cripto, que si no he visto mil proyectos, habré visto ochocientos. Hay fundadores que, con solo verlos, sabes que realmente están al mando: el dinero lo gestionan ellos y las decisiones finales también.

¿Y otros?
Ponen una cara visible delante, pero el verdadero juego está detrás del telón.

$ASTER tiene toda la pinta de ser de estos últimos.
El equipo necesita a alguien que cuente la historia, haga presentaciones, dé entrevistas, así que eligen a alguien con buena imagen y capacidad comunicativa para ponerlo al frente. ¿Y el verdadero cerebro? Lo más probable es que esté detrás, contando dinero o preparando la siguiente jugada.

No es algo malo, muchos proyectos operan así.
El problema es—
¿Y si pasa algo?
Mientras todo va bien cualquiera puede ser la cara visible, pero si un día la comunidad se cabrea, llega el regulador, o el precio se desploma y alguien tiene que salir a “calmar los ánimos”…
¿Adivinas quién será el que reciba los golpes?

Exacto, este “jefe”.

Quienes realmente toman las decisiones nunca se exponen bajo los focos. Prefieren estar donde nadie los ve, controlarlo todo sin mostrarse.

Por eso, cada vez que veo esta configuración, me mantengo alerta.
No digo que el proyecto tenga problemas, solo que… cuando la actitud y el puesto no encajan, suele haber una historia más profunda detrás.

Los veteranos del cripto lo saben: el que da la cara nunca es el que toma la última decisión. $ASTER