Recientemente, el mercado ha recibido una noticia de gran relevancia: la deuda pública de Estados Unidos ha superado el umbral de los 30 billones de dólares, y solo el gasto anual en intereses alcanza los 1,2 billones de dólares, una cifra que ya supera el PIB anual de muchos países. Las turbulencias en los mercados financieros tradicionales suelen provocar una reasignación de capitales.

La experiencia histórica nos dice que, cuando la confianza en la moneda fiduciaria se resquebraja, parte del capital busca activos alternativos. El oro es la opción tradicional de refugio, mientras que activos criptográficos como Bitcoin y Ethereum también han sido incorporados progresivamente a las carteras de algunas instituciones en los últimos años. Siendo Ethereum la segunda criptomoneda por capitalización de mercado, ¿podría beneficiarse de este trasvase de capitales? Es una cuestión a tener en cuenta.

Sin embargo, volviendo al análisis gráfico, ETH fluctúa actualmente en torno a los 3153 puntos. Desde el punto de vista técnico, el indicador MACD muestra que la línea blanca y la amarilla han cruzado al alza el eje cero, formando un cruce dorado, una señal habitualmente alcista. Pero el problema es que el volumen de negociación no ha aumentado de forma significativa. Las subidas sin acompañamiento de volumen suelen ser difíciles de mantener.

En cuanto a los niveles clave: por arriba, los 3270 marcan una clara zona de resistencia, cuya superación está en duda; por abajo, los soportes se encuentran en 3065, 2945 y 2760. Si el volumen sigue siendo bajo, aunque aparezca un cruce dorado, podría tratarse solo de un rebote a corto plazo y no de un cambio de tendencia.

El mercado se encuentra ahora en una posición algo delicada: se está gestando una narrativa macroeconómica y han aparecido señales técnicas, pero el volumen sigue sin acompañar. En estos momentos, es más importante mantener la cautela que dejarse llevar por el optimismo. Es cierto que la crisis de la deuda podría impulsar la entrada de capital en el mercado cripto, pero el cuándo y el cómo aún requieren más señales de confirmación. En cuanto a la operativa, se recomienda observar la evolución del volumen y la ruptura de las zonas de resistencia clave, sin dejarse engañar por las señales superficiales de los indicadores técnicos.