He visto a demasiada gente que, con apenas unos pocos miles de euros, sueña con hacerse rica de la noche a la mañana, y al final ni siquiera conserva el capital inicial. Tengo un colega que, a principios del año pasado, solo tenía 1800 euros y ahora tiene 32.000 en la cuenta, sin haber sufrido una sola liquidación total en todo este tiempo.
Puede sonar increíble, pero todo se debe a tres hábitos a los que se aferra con disciplina.
Al principio también andaba dando tumbos, persiguiendo modas de shitcoins y tendencias, y en una semana perdió más de 200 euros. Luego se calmó y dividió el dinero en cuatro partes: 400 euros dedicados a operar intradía con BTC y ETH, retirándose con un 2% de ganancia y conformándose con ganar diez euros al día; 500 euros reservados para operar en swing, entrando solo cuando el precio rompía niveles clave, sin mirar operaciones con menos de un 12% de margen; otros 500 euros invertidos a largo plazo en varias criptomonedas fiables, sin vender hasta alcanzar el precio objetivo; y finalmente 400 euros bloqueados en una cold wallet como fondo de emergencia.
El segundo hábito es aún más estricto: no tocar mercados en rango. La mayor parte del tiempo el mercado está lateral, y antes no podía resistirse y operaba constantemente durante esas fases, hasta que las comisiones se comían casi todo el beneficio. Ahora ha aprendido: si no tiene claro el sentido del mercado, se queda fuera y espera a que BTC consolide un soporte y ETH muestre volumen; solo si se cumplen ambas señales entra en acción. Cuando gana un 20% sobre el capital inicial, retira la mitad; la primera vez que retiró 500 euros, los gastó directamente en su familia, porque solo lo que está en el bolsillo cuenta de verdad.
La tercera es una regla de hierro: nunca perder más de un 1,5% en una sola operación, y cortar inmediatamente si se alcanza ese límite. Una vez, el año pasado, cerró una posición larga en ETH justo al saltar el stop loss, y después la moneda cayó un 8% más; esa regla le salvó. Cuando obtiene un 4% de beneficio, vende la mitad y el resto lo protege con un stop loss al precio de entrada. Nunca promedia a la baja en pérdidas; ya aprendió por las malas que eso solo lleva a la ruina.
Multiplicar un pequeño capital por diez o más no depende de la suerte, sino del control del riesgo, la paciencia y la disciplina. De 1800 a 32.000 euros, apenas adivinó el mercado unas cuantas veces, pero siempre cumplió sus propias reglas.
Quien sabe mantenerse firme, al final siempre gana. Oportunidades en el mercado hay de sobra; lo difícil es sobrevivir hasta que llegue la tuya.
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He visto a demasiada gente que, con apenas unos pocos miles de euros, sueña con hacerse rica de la noche a la mañana, y al final ni siquiera conserva el capital inicial. Tengo un colega que, a principios del año pasado, solo tenía 1800 euros y ahora tiene 32.000 en la cuenta, sin haber sufrido una sola liquidación total en todo este tiempo.
Puede sonar increíble, pero todo se debe a tres hábitos a los que se aferra con disciplina.
Al principio también andaba dando tumbos, persiguiendo modas de shitcoins y tendencias, y en una semana perdió más de 200 euros. Luego se calmó y dividió el dinero en cuatro partes: 400 euros dedicados a operar intradía con BTC y ETH, retirándose con un 2% de ganancia y conformándose con ganar diez euros al día; 500 euros reservados para operar en swing, entrando solo cuando el precio rompía niveles clave, sin mirar operaciones con menos de un 12% de margen; otros 500 euros invertidos a largo plazo en varias criptomonedas fiables, sin vender hasta alcanzar el precio objetivo; y finalmente 400 euros bloqueados en una cold wallet como fondo de emergencia.
El segundo hábito es aún más estricto: no tocar mercados en rango. La mayor parte del tiempo el mercado está lateral, y antes no podía resistirse y operaba constantemente durante esas fases, hasta que las comisiones se comían casi todo el beneficio. Ahora ha aprendido: si no tiene claro el sentido del mercado, se queda fuera y espera a que BTC consolide un soporte y ETH muestre volumen; solo si se cumplen ambas señales entra en acción. Cuando gana un 20% sobre el capital inicial, retira la mitad; la primera vez que retiró 500 euros, los gastó directamente en su familia, porque solo lo que está en el bolsillo cuenta de verdad.
La tercera es una regla de hierro: nunca perder más de un 1,5% en una sola operación, y cortar inmediatamente si se alcanza ese límite. Una vez, el año pasado, cerró una posición larga en ETH justo al saltar el stop loss, y después la moneda cayó un 8% más; esa regla le salvó. Cuando obtiene un 4% de beneficio, vende la mitad y el resto lo protege con un stop loss al precio de entrada. Nunca promedia a la baja en pérdidas; ya aprendió por las malas que eso solo lleva a la ruina.
Multiplicar un pequeño capital por diez o más no depende de la suerte, sino del control del riesgo, la paciencia y la disciplina. De 1800 a 32.000 euros, apenas adivinó el mercado unas cuantas veces, pero siempre cumplió sus propias reglas.
Quien sabe mantenerse firme, al final siempre gana. Oportunidades en el mercado hay de sobra; lo difícil es sobrevivir hasta que llegue la tuya.