#美SEC促进加密资产创新监管框架 Voy a decir algo desde el corazón: en esto de operar con contratos, acertar la dirección no significa necesariamente ganar dinero.



Yo mismo soy un ejemplo viviente. Ese año, cuando empecé con los contratos, en medio año mi cuenta se evaporó 730.000. ¿Y lo más frustrante? Que casi siempre acertaba la dirección, pero el dinero igual desaparecía.

Luego me empeñé en repasar todos esos registros de liquidación y por fin lo entendí: no perdí contra la tendencia del mercado, sino que caí en varias trampas invisibles.

La primera trampa la llamo “la enfermedad de la impulsividad”. Cuando el mercado se movía un poco, me picaban las manos. Veía que el precio rompía un nivel y, en un arrebato, entraba con todo. ¿El resultado? Nada más entrar, me liquidaban con una mecha larga, sin tiempo ni para reaccionar.

La segunda trampa es aún más sutil. En aquel entonces, yo era muy “profesional”, me ponía líneas de stop-loss de hierro: 3%, 5%, y las cumplía a rajatabla. ¿Suena sensato? Pero en los contratos, la volatilidad es al menos diez veces mayor que en el spot. Ese margen de stop-loss para los market makers es como un postre servido en la mesa.

Lo recuerdo perfectamente: hubo una época en la que me sacaron tres veces seguidas por “falsas rupturas”. El precio tocaba justo mi stop-loss y luego se daba la vuelta, subiendo a lo loco en la dirección que yo había previsto. Solo podía mirar desde fuera, con una frustración indescriptible. Entonces entendí: el stop-loss tiene que ser flexible, ajustarse a la volatilidad del mercado, no quedarse anclado a un número fijo.

La tercera trampa es la más letal: apostar todo en una sola operación. La sensación es emocionante, sí, pero también es la manera más rápida de suicidarse. ¿De qué sirve acertar la dirección? Si en medio aparecen unas cuantas velas en contra, tu margen desaparece en un instante. Aquella noche que me liquidaron, mirando las palabras “saldo cero” en la pantalla, sentí que me quedaba vacío por dentro.

Desde entonces, me impuse tres reglas de hierro:
Primera: por mucho que confíe, nunca ir all-in, siempre dividir los fondos en tres partes;
Segunda: el stop-loss no se decide al azar, se ajusta según la volatilidad;
Tercera: si no lo ves claro, no operes; estar en liquidez también es una posición.

Gracias a esto pasé de liquidaciones consecutivas a un crecimiento estable de la cuenta, triplicando el capital en un año. Ahora, mirando atrás, la mayor lección de esos 730.000 perdidos es:

En este mercado, el que ríe el último nunca es quien mejor predice, sino quien consigue sobrevivir.

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BearMarketBrovip
· hace6h
Vaya, esto sí que es la verdad. Cuánta gente ha fracasado por esas cuatro palabras: "voy en la dirección correcta".
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GateUser-74b10196vip
· hace6h
Joder, esos 730.000 de matrícula son demasiado, pero la última frase realmente fue una revelación.
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GasGuzzlervip
· hace7h
730.000 euros de matrícula... Esta es la verdadera cara de los contratos, sobrevivir es lo más importante.
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CounterIndicatorvip
· hace7h
Joder, 730.000 de matrícula solo para aprender una lección sobre la vida. Yo todavía estoy en la fase de seguir pagando la matrícula.
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