Un alto ejecutivo de una de las mayores instituciones financieras del planeta acaba de lanzar una advertencia que ha dado mucho que hablar. ¿Su mensaje? Los gobiernos deberían pensárselo dos veces antes de subir los impuestos.

El momento es interesante. Estamos viendo a países de todo el mundo buscando desesperadamente ingresos, pero aquí tenemos a alguien al mando de grandes flujos de capital diciendo “frenemos un poco”. La preocupación no es difícil de descifrar: subidas agresivas de impuestos podrían provocar fuga de capitales, dañar la competitividad empresarial o incluso tener un efecto contrario al crecimiento económico.

Para cualquiera que siga el movimiento global del dinero (y sí, eso incluye los activos digitales), esto importa. Cuando los pesos pesados de las finanzas tradicionales empiezan a alertar sobre el exceso regulatorio, a menudo señala cambios más amplios en cómo podría reubicarse el capital. Las jurisdicciones que se vuelven demasiado codiciosas con la fiscalidad suelen ver cómo su riqueza migra a otros lugares.

El sector cripto ya ha visto este fenómeno: proyectos e inversores votan con los pies cuando las políticas se vuelven hostiles. Parece que la misma lógica se aplica tanto si gestionas un banco multinacional como si administras la tesorería de una DAO.