Después de pasar suficientes horas desplazándome por cierta red social, algo hizo clic.
El feed se mueve como lo hacen los parqués de negociación. Los temas explotan de la noche a la mañana, se estabilizan al mediodía, vuelven a subir de repente y luego desaparecen. No hacen falta velas japonesas.
¿Los verdaderos indicadores? Se calientan las secciones de comentarios. Los memes se propagan más rápido de lo habitual. El engagement en los hilos se dispara a horas extrañas. El sentimiento pasa de alcista a pánico en menos de 12 horas.
Cuando reconoces estos patrones, todo el panorama digital empieza a tener un sentido diferente.
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El feed se mueve como lo hacen los parqués de negociación. Los temas explotan de la noche a la mañana, se estabilizan al mediodía, vuelven a subir de repente y luego desaparecen. No hacen falta velas japonesas.
¿Los verdaderos indicadores? Se calientan las secciones de comentarios. Los memes se propagan más rápido de lo habitual. El engagement en los hilos se dispara a horas extrañas. El sentimiento pasa de alcista a pánico en menos de 12 horas.
Cuando reconoces estos patrones, todo el panorama digital empieza a tener un sentido diferente.