Algo está cambiando en el mercado inmobiliario estadounidense, y no es precisamente sutil.

En septiembre hubo 84.278 retiradas de viviendas del mercado en todo EE. UU., un aumento de 18.460 respecto al año pasado, lo que supone un salto del 28%. Es la cifra más alta para un septiembre desde 2017. Los vendedores están retirando los anuncios más rápido de lo que se reponen.

¿Qué está impulsando esto? Podrían ser los persistentes tipos hipotecarios que mantienen a los compradores al margen. Quizá los vendedores estén cansados de esperar ofertas que nunca llegan. O tal vez estén interpretando las mismas señales económicas que el resto y decidan que ahora no es el momento de vender.

En cualquier caso, cuando tantas viviendas desaparecen del mercado en un solo mes, merece la pena prestar atención. El sentimiento en la vivienda suele anticipar cambios económicos más amplios. Y para quienes siguen las tendencias de liquidez tanto en activos tradicionales como digitales, este tipo de retirada rara vez ocurre de forma aislada.