Recientemente han aparecido en el sector algunos modos de operar que merecen ser observados con cautela.
Han salido a la luz varias instituciones y personas: FDT, Legacy Trust (controlada por Vincent Chok), Yai Sukonthabhund de Finaport, Matthew Brittain de Aria Group, y Alex de Lorraine detrás de archblock y Truecoin.
Parece que todos ellos han caído en la misma trampa cognitiva: creen que los poseedores de stablecoins son pequeños inversores inexpertos y que nadie se molestará en reclamar por grandes pérdidas. Esta forma de pensar es muy peligrosa.
Es cierto que los inversores minoristas tienen una capacidad limitada cuando van por libre, pero no hay que olvidar que en el mundo cripto nunca faltan los que van hasta el final. Los datos en cadena son transparentes, la memoria de la comunidad es asombrosa y, si el asunto se hace grande, pueden intervenir inversores institucionales, reguladores e incluso autoridades internacionales. Pensar que "los usuarios están dispersos" equivale a "nadie va a intervenir" es una lógica insostenible.
El sector de las stablecoins es muy complejo, así que hay que estar siempre atentos al elegir un proyecto.
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Recientemente han aparecido en el sector algunos modos de operar que merecen ser observados con cautela.
Han salido a la luz varias instituciones y personas: FDT, Legacy Trust (controlada por Vincent Chok), Yai Sukonthabhund de Finaport, Matthew Brittain de Aria Group, y Alex de Lorraine detrás de archblock y Truecoin.
Parece que todos ellos han caído en la misma trampa cognitiva: creen que los poseedores de stablecoins son pequeños inversores inexpertos y que nadie se molestará en reclamar por grandes pérdidas. Esta forma de pensar es muy peligrosa.
Es cierto que los inversores minoristas tienen una capacidad limitada cuando van por libre, pero no hay que olvidar que en el mundo cripto nunca faltan los que van hasta el final. Los datos en cadena son transparentes, la memoria de la comunidad es asombrosa y, si el asunto se hace grande, pueden intervenir inversores institucionales, reguladores e incluso autoridades internacionales. Pensar que "los usuarios están dispersos" equivale a "nadie va a intervenir" es una lógica insostenible.
El sector de las stablecoins es muy complejo, así que hay que estar siempre atentos al elegir un proyecto.