Últimamente, en el sector de los memes no hay muchas historias que realmente tengan sentido, y cuando por fin encuentro una que me convence, nunca acierto del todo con el momento adecuado.

Por ejemplo, lo de Franklin: a las 6 de la mañana vi que la capitalización de mercado era solo de 1,9 millones; pensé en buscar una entrada mejor durante el día, pero cuando lo revisé a las 8 ya había subido directamente a más de 6 millones. Esa sensación, de verdad... Y luego está esa moneda llamada 1: no pillé el suelo y después quise esperar a que corrigiera a 1 millón, pero nunca llegó.

Estas dos lecciones me han enseñado algo: la próxima vez, si lo tengo claro, mejor entro aunque sea con una pequeña posición para calmarme. Si solo me quedo mirando sin hacer nada, al final solo veré cómo otros se llevan los beneficios. Esa sensación de quedarse fuera, los que lo han vivido saben perfectamente de qué hablo.