Los países ricos se están distanciando abiertamente de África en estos días, sin más diplomacias ni formalidades. El cambio es real y está ocurriendo rápidamente.

¿Y ahora qué? Un giro. 2026 podría marcar un punto de inflexión en el que las naciones africanas miren cada vez más hacia el este en busca de asociaciones, capital y oportunidades. Cuando una puerta se cierra, otra se abre, y en este momento esa puerta apunta en una dirección completamente diferente.

Este reajuste no trata solo de política. Se trata de hacia dónde fluye el dinero, dónde se firman los acuerdos de infraestructuras y dónde echa raíces la próxima ola de colaboración económica. ¿Las implicaciones? Enormes para el comercio global, las economías digitales y la dinámica de los mercados emergentes.