Cuando vi esta noticia me quedé unos segundos en shock—no por esos 6.000 millones de dólares, sino por la persona que está detrás.

Andy Beal, el magnate tejano, un tipo implacable en las mesas de póker, que convirtió el dinero ganado con las fichas en un imperio financiero. ¿Ahora? Su banco Monet ha entrado oficialmente en la carrera de los préstamos en criptomonedas. Lo interesante de esto no es el banco en sí, sino que este hombre fue uno de los principales financiadores de la campaña electoral de 2016.

El banco Monet se define de forma bastante directa: un banco de infraestructura para activos digitales. Traducido a lenguaje común: quiere ser el arsenal de la industria cripto, dedicado a inyectar liquidez al sector. Las cifras no son para volverse loco: activos totales por debajo de 6.000 millones de dólares y capital justo por encima de 1.000 millones. En el sector financiero tradicional, este tamaño sería el de un banco regional pequeño. Pero en otro contexto, en el mundo cripto, una licencia bancaria oficial respaldada por ese capital tiene un peso completamente diferente.

No esperes que a corto plazo pueda agitar todo el mercado. Un volumen de 6.000 millones no convierte a nadie en un gran jugador en Wall Street, y al principio el dinero que realmente llegue al sector cripto será limitado. Pero el valor de esto no está en la cifra, sino en el papel de indicador de tendencia.

Que uno de los principales donantes utilice su propio banco para esta jugada lanza un mensaje clarísimo: ciertos sectores políticos no solo muestran apoyo de cara a la galería, sino que están apostando de verdad en el ámbito cripto. Para el ánimo del mercado, esto es sin duda una noticia muy positiva.

Mirando hacia adelante, si este modelo funciona, podría desencadenar una reacción en cadena. Es posible que más instituciones financieras tradicionales, que ahora se mantienen a la expectativa,