Aquí tienes algo sorprendente para asimilar: una sola entidad corporativa controla ahora 650.000 BTC. No solo es una posición masiva, sino que es más del doble de lo que posee el gobierno de Estados Unidos en toda su reserva.

Déjalo reposar un segundo. Mientras las naciones debaten sobre reservas estratégicas y marcos regulatorios, la posición acumulada de Michael Saylor ha superado silenciosamente las reservas soberanas. ¿Su apuesta? Que Bitcoin no es solo oro digital, sino el activo de tesorería del futuro.

Con la Ley de Bitcoin aún atascada en el limbo legislativo, la ironía no podría ser mayor. La convicción privada va por delante de la política pública. Ahora la pregunta no es si las instituciones adoptarán BTC, sino si los gobiernos podrán ponerse al día antes de quedarse con las migajas.