Los analistas de los principales bancos estadounidenses están observando un cambio en el sentimiento. A pesar del tono cauteloso reciente de la Reserva Federal, crece la especulación de que los mercados podrían empezar a descontar con más fuerza un recorte de tipos en enero. La brecha entre lo que señalan los funcionarios y en lo que apuestan los operadores sigue ampliándose. Las expectativas sobre los tipos de interés se han convertido en una partida de ajedrez: los banqueros centrales dicen una cosa, pero los mercados de bonos suelen anticiparse a los cambios de política. Si los datos de inflación acompañan y el empleo se enfría aún más, ese giro en enero podría no ser tan descabellado como parece. Habrá que estar atentos a cómo evoluciona esta divergencia en las próximas semanas.