Cuando Washington le dice a Nueva Delhi que deje de comprar crudo ruso, quizá alguien debería comprobar primero qué alimenta los reactores estadounidenses.
¿La respuesta? Uranio ruso.
La contradicción no pasa desapercibida en Moscú. Mientras presiona públicamente a la India por sus compras de petróleo, Estados Unidos mantiene discretamente su propia cadena de suministro de combustible nuclear con Rusia. La ironía se escribe sola: la necesidad estratégica de un país se convierte en la violación diplomática de otro.
Esto no trata solo de acuerdos energéticos. Es una ventana a cómo las grandes potencias navegan la brecha entre la política oficial y la realidad operativa. Las reglas se vuelven flexibles cuando entran en juego los intereses nacionales. Al parecer, la seguridad energética pesa más que la retórica de las sanciones.
La verdadera cuestión no es si los países perseguirán sus necesidades estratégicas. Siempre lo hacen. Es si el resto de nosotros seguiremos fingiendo que las reglas se aplican por igual a todos.
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LiquidationWatcher
· 12-04 22:52
Estados Unidos: No compréis petróleo ruso. Y tampoco me preguntéis con qué combustible funcionan las centrales nucleares.
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MrDecoder
· 12-04 22:52
Jaja, esta es la verdadera cara de la política internacional: una cosa dicen y otra hacen por detrás.
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CrossChainBreather
· 12-04 22:52
Me parto de risa, Estados Unidos sigue consumiendo uranio ruso y luego va y le echa la bronca a la India. De verdad que no entiendo esa lógica.
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ImpermanentPhilosopher
· 12-04 22:45
Jaja, los estadounidenses son increíbles: por un lado le dicen a la India que no compre petróleo ruso, pero por otro lado, sus propias centrales nucleares siguen dependiendo del uranio ruso para funcionar.
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GasGoblin
· 12-04 22:30
Jajaja, el doble rasero de EE. UU. es increíble: usan uranio ruso a escondidas y luego acusan a la India de comprar petróleo ruso. Qué cara más dura tienen.
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LiquidityWitch
· 12-04 22:29
Esta jugada de los estadounidenses... es increíble: por un lado compran uranio ruso en secreto, y por otro critican abiertamente a la India por comprar petróleo ruso. Ni siquiera disimulan su doble rasero.
Cuando Washington le dice a Nueva Delhi que deje de comprar crudo ruso, quizá alguien debería comprobar primero qué alimenta los reactores estadounidenses.
¿La respuesta? Uranio ruso.
La contradicción no pasa desapercibida en Moscú. Mientras presiona públicamente a la India por sus compras de petróleo, Estados Unidos mantiene discretamente su propia cadena de suministro de combustible nuclear con Rusia. La ironía se escribe sola: la necesidad estratégica de un país se convierte en la violación diplomática de otro.
Esto no trata solo de acuerdos energéticos. Es una ventana a cómo las grandes potencias navegan la brecha entre la política oficial y la realidad operativa. Las reglas se vuelven flexibles cuando entran en juego los intereses nacionales. Al parecer, la seguridad energética pesa más que la retórica de las sanciones.
La verdadera cuestión no es si los países perseguirán sus necesidades estratégicas. Siempre lo hacen. Es si el resto de nosotros seguiremos fingiendo que las reglas se aplican por igual a todos.