#美国经济指标分析 Al mirar atrás en la historia, es inevitable recordar el cierre del gobierno de 1995. En aquel entonces, la administración Clinton y los republicanos se enzarzaron en un estancamiento sobre el presupuesto, lo que provocó enormes pérdidas económicas. Ahora, la revelación del secretario del Tesoro Besant sobre los 11.000 millones de dólares de pérdidas en el PIB no puede sino suscitar lamentos. Este tipo de juego político cíclico siempre tiene como coste la economía.
Desde la perspectiva de los inversores, los cierres del gobierno suelen provocar volatilidad en los mercados. Recordando el cierre de 2013, que duró 16 días, el índice S&P 500 cayó un 2% inmediatamente tras el anuncio. Pero lo curioso es que, una vez finalizado el cierre, el mercado rebotó. Esto parece sugerir que la incertidumbre política a corto plazo podría crear oportunidades de compra para inversores a largo plazo.
Sin embargo, la pérdida permanente de 11.000 millones de dólares no debe subestimarse. No es solo una cifra, sino que representa las dificultades de innumerables pequeñas y medianas empresas, la demora de contratos gubernamentales y un golpe a la confianza general en la economía. La historia nos enseña que los cierres frecuentes del gobierno se acumulan hasta convertirse en un lastre económico a largo plazo, lo que afecta a la competitividad de Estados Unidos en la economía global.
De cara al futuro, quizá debamos reflexionar: ¿cómo mantener el equilibrio político evitando este tipo de autolesión económica cíclica? Al fin y al cabo, en el vertiginoso entorno económico global actual, cada segundo cuenta. Necesitamos más sabiduría y visión de futuro, y no una simple lucha partidista.
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#美国经济指标分析 Al mirar atrás en la historia, es inevitable recordar el cierre del gobierno de 1995. En aquel entonces, la administración Clinton y los republicanos se enzarzaron en un estancamiento sobre el presupuesto, lo que provocó enormes pérdidas económicas. Ahora, la revelación del secretario del Tesoro Besant sobre los 11.000 millones de dólares de pérdidas en el PIB no puede sino suscitar lamentos. Este tipo de juego político cíclico siempre tiene como coste la economía.
Desde la perspectiva de los inversores, los cierres del gobierno suelen provocar volatilidad en los mercados. Recordando el cierre de 2013, que duró 16 días, el índice S&P 500 cayó un 2% inmediatamente tras el anuncio. Pero lo curioso es que, una vez finalizado el cierre, el mercado rebotó. Esto parece sugerir que la incertidumbre política a corto plazo podría crear oportunidades de compra para inversores a largo plazo.
Sin embargo, la pérdida permanente de 11.000 millones de dólares no debe subestimarse. No es solo una cifra, sino que representa las dificultades de innumerables pequeñas y medianas empresas, la demora de contratos gubernamentales y un golpe a la confianza general en la economía. La historia nos enseña que los cierres frecuentes del gobierno se acumulan hasta convertirse en un lastre económico a largo plazo, lo que afecta a la competitividad de Estados Unidos en la economía global.
De cara al futuro, quizá debamos reflexionar: ¿cómo mantener el equilibrio político evitando este tipo de autolesión económica cíclica? Al fin y al cabo, en el vertiginoso entorno económico global actual, cada segundo cuenta. Necesitamos más sabiduría y visión de futuro, y no una simple lucha partidista.