De todos modos, al escribir este texto ya son las 4 de la madrugada. Quizás debería dejar de pensar en los problemas estructurales de la industria cripto de esta manera tan “apocalíptica”.
Autor del artículo, fuente: MarsBit
…Sobre la decadencia de los argumentos originales de las criptomonedas…
Durante la elaboración de este artículo, algunas cuestiones que merecen un análisis más profundo han ido saliendo a la luz:
Primero, el canal de transmisión ideológica y su destino final
De Ayn Rand al libertarismo, de ahí a los cypherpunks y finalmente a los constructores cripto, este recorrido constituye un caso de estudio interesante que muestra cómo los movimientos revolucionarios acaban siendo “capturados” por su propia estructura de incentivos.
La visión original de las criptomonedas era servir como herramienta de soberanía individual, y en términos internos tenía coherencia lógica. El problema es que “crear un sistema financiero paralelo” y “maximizar el valor del token” son dos objetivos de optimización fundamentalmente distintos, y las fuerzas de mercado han elegido de manera muy estable el segundo.
Segundo, la corrupción de incentivos como característica sistémica (de fracaso)
Resulta fascinante que, pese a las grandilocuentes declaraciones sobre la “infraestructura financiera”, este sector haya convergido tan rápidamente hacia un “mecanismo de casino”. No se trata de un bug ni del fracaso de participantes individuales, sino del resultado inevitable cuando se dan las siguientes condiciones:
La asignación de capital recompensa la “narrativa” y no la “utilidad”;
La liquidez permite salir sin haber alcanzado el “product market fit” (PMF);
Los modelos de token crean un bucle de retroalimentación anómalo entre “especulación” y “adopción”.
La guerra de las L1 (cadenas públicas) es un ejemplo perfecto: se han invertido cientos de miles de millones, no porque resolvieran problemas reales, sino porque el capital perseguía apuestas clasificatorias en una competición percibida como “el ganador se lo lleva todo”.
El resultado neto: destrucción masiva de valor y ningún avance hacia los objetivos propuestos.
Tercero, distorsión cognitiva y falta de calibración
Aquí está el punto más subestimado: la gente está perdiendo la capacidad de identificar modelos de negocio sostenibles. Cuando operas en un entorno donde la capitalización de mercado (mcap) está completamente desvinculada de los fundamentales, básicamente entrenas tu capacidad de reconocimiento de patrones con ruido.
La valoración se convierte en un indicador de culto, y todos conocen los rituales (TVL, número de transacciones, “crecimiento del ecosistema”), pero la conexión entre estos indicadores y la creación real de valor se ha roto.
Esto provoca un problema de “selección inversa”: quienes mejor se desenvuelven en el cripto suelen ser quienes tienen modelos de valor menos aplicables a actividades económicas productivas.
Cuarto, la ludificación como daño distribuido
Normalizar la extracción de riqueza como un juego de suma cero dentro de la estrategia empresarial tiene efectos externos que van más allá de los participantes individuales. Cuando el “nihilismo financiero” pasa de ser un meme a convertirse en la filosofía operativa de millones de jóvenes, estamos presenciando la formación de una preferencia.
Desde una perspectiva puramente extractiva, se está entrenando a toda una generación sobre cómo interpretar la participación económica.
El impacto en la movilidad social es real: si tu modelo de generación de riqueza es “encontrar antes que los demás apuestas asimétricas”, y no “crear valor por el que otros estén dispuestos a pagar”, estás optimizando para la “mentalidad de lotería”. Este modelo es difícil de escalar.
Quinto, el problema de la justificación a posteriori
“¿Quieres ganar dinero o demostrar que tienes razón?” Pero la pregunta más interesante es: ¿podría esta industria haber evolucionado de otra manera? ¿O la estructura de incentivos determinó el resultado desde el principio?
Mi opinión es: una vez que el token se convierte en el modelo de negocio principal, la casinoización es inevitable. Cuando el propio mecanismo de financiación necesita de la especulación para funcionar, no puedes construir una infraestructura financiera paralela.
He analizado estas dinámicas desde todo tipo de enfoques y siempre llego a la misma conclusión:
No se trata de que una buena tecnología se haya aplicado mal. Es que el diseño de los incentivos garantiza este resultado desde la raíz.
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Deja de fingir, esto no es más que un casino: sobre el colapso total de la narrativa cripto
De todos modos, al escribir este texto ya son las 4 de la madrugada. Quizás debería dejar de pensar en los problemas estructurales de la industria cripto de esta manera tan “apocalíptica”.
Autor del artículo, fuente: MarsBit
…Sobre la decadencia de los argumentos originales de las criptomonedas…
Durante la elaboración de este artículo, algunas cuestiones que merecen un análisis más profundo han ido saliendo a la luz:
Primero, el canal de transmisión ideológica y su destino final
De Ayn Rand al libertarismo, de ahí a los cypherpunks y finalmente a los constructores cripto, este recorrido constituye un caso de estudio interesante que muestra cómo los movimientos revolucionarios acaban siendo “capturados” por su propia estructura de incentivos.
La visión original de las criptomonedas era servir como herramienta de soberanía individual, y en términos internos tenía coherencia lógica. El problema es que “crear un sistema financiero paralelo” y “maximizar el valor del token” son dos objetivos de optimización fundamentalmente distintos, y las fuerzas de mercado han elegido de manera muy estable el segundo.
Segundo, la corrupción de incentivos como característica sistémica (de fracaso)
Resulta fascinante que, pese a las grandilocuentes declaraciones sobre la “infraestructura financiera”, este sector haya convergido tan rápidamente hacia un “mecanismo de casino”. No se trata de un bug ni del fracaso de participantes individuales, sino del resultado inevitable cuando se dan las siguientes condiciones:
La asignación de capital recompensa la “narrativa” y no la “utilidad”;
La liquidez permite salir sin haber alcanzado el “product market fit” (PMF);
Los modelos de token crean un bucle de retroalimentación anómalo entre “especulación” y “adopción”.
La guerra de las L1 (cadenas públicas) es un ejemplo perfecto: se han invertido cientos de miles de millones, no porque resolvieran problemas reales, sino porque el capital perseguía apuestas clasificatorias en una competición percibida como “el ganador se lo lleva todo”.
El resultado neto: destrucción masiva de valor y ningún avance hacia los objetivos propuestos.
Tercero, distorsión cognitiva y falta de calibración
Aquí está el punto más subestimado: la gente está perdiendo la capacidad de identificar modelos de negocio sostenibles. Cuando operas en un entorno donde la capitalización de mercado (mcap) está completamente desvinculada de los fundamentales, básicamente entrenas tu capacidad de reconocimiento de patrones con ruido.
La valoración se convierte en un indicador de culto, y todos conocen los rituales (TVL, número de transacciones, “crecimiento del ecosistema”), pero la conexión entre estos indicadores y la creación real de valor se ha roto.
Esto provoca un problema de “selección inversa”: quienes mejor se desenvuelven en el cripto suelen ser quienes tienen modelos de valor menos aplicables a actividades económicas productivas.
Cuarto, la ludificación como daño distribuido
Normalizar la extracción de riqueza como un juego de suma cero dentro de la estrategia empresarial tiene efectos externos que van más allá de los participantes individuales. Cuando el “nihilismo financiero” pasa de ser un meme a convertirse en la filosofía operativa de millones de jóvenes, estamos presenciando la formación de una preferencia.
Desde una perspectiva puramente extractiva, se está entrenando a toda una generación sobre cómo interpretar la participación económica.
El impacto en la movilidad social es real: si tu modelo de generación de riqueza es “encontrar antes que los demás apuestas asimétricas”, y no “crear valor por el que otros estén dispuestos a pagar”, estás optimizando para la “mentalidad de lotería”. Este modelo es difícil de escalar.
Quinto, el problema de la justificación a posteriori
“¿Quieres ganar dinero o demostrar que tienes razón?” Pero la pregunta más interesante es: ¿podría esta industria haber evolucionado de otra manera? ¿O la estructura de incentivos determinó el resultado desde el principio?
Mi opinión es: una vez que el token se convierte en el modelo de negocio principal, la casinoización es inevitable. Cuando el propio mecanismo de financiación necesita de la especulación para funcionar, no puedes construir una infraestructura financiera paralela.
He analizado estas dinámicas desde todo tipo de enfoques y siempre llego a la misma conclusión:
No se trata de que una buena tecnología se haya aplicado mal. Es que el diseño de los incentivos garantiza este resultado desde la raíz.